En 2015, trabajando en el Museo ABC de Madrid, decidí aprovechar mis tardes con algo que hasta el momento no había sentido la fuerza ni tenido el atrevimiento de hacer. Se trataba de una caja repleta de telas y retales que había recibido de mi madre unos años atrás.
Empecé jugando con ellas. Creando combinaciones textiles para hacer piezas armoniosas sin buscar una función específica. Solo intentaba divertirme.
De todas mis creaciones, descubrí algunos objetos que, por el tamaño, decidí vestir como piezas de joyería. Es cierto que tenían una apariencia algo rústica, pero me resultaban muy atractivas.
En cuanto las comencé a utilizar, la gente que tenía alrededor se empezó a interesar en ellas. Lo que me impulsó a profundizar en el potencial de este nuevo proyecto.
No sería hasta un año después cuando, animada por mi amiga Marta, decidí presentar mi obra en la tienda del Museo Thyssen Bornemisza de Madrid donde tuvo muy buena acogida.
En la tienda incorporaron dos modelos de collares inspirados en los trabajos de Robert y Sonia Delaunay. A raíz del éxito de las piezas, me encargaron crear un modelo de collar para los uniformes de los empleados del museo. Este evento, unido a la creación de mi cuenta de Instagram, ofreció mayor visibilidad a mi trabajo y le dio identidad propia.
Así fueron los orígenes de Umi Mun: un nombre desprovisto de significado concebido como una combinación de letras que, al pronunciarlas, producen un sonido envolvente y acogedor que habla de continuidad, de simetrías atípicas y de mi imaginación.